A menudo identificamos la renuncia como el mayor de los esfuerzos y sacrificio que podemos realizar. Pero, ¿y si al renunciar al algo nos estuviéramos en realidad engañando?.
Al igual que cuando perseguimos algo este algo se aleja de nosotros y lo que debemos hacer es atraerlo, cuando renunciamos a algo realmente estamos haciendo que “se pegue” a nosotros. Es como si le diéramos importancia, poder, tanto como grande es la lucha que tengamos contra aquello que queremos renunciar. ¿Y si en vez de “quitarlo del medio” mirásemos a través de ello? ¿y si vemos que hay detrás de aquello que necesito o nos vemos obligados a renunciar?, entender porqué mi bienestar, incluso mi felicidad, lo deposito en esa renuncia.
Mirar a través de ese muro que necesitamos poner entre nosotros y aquello a lo queremos renunciar. Probablemente entenderíamos que nos está sucediendo, cobraría sentido nuestra necesidad de renuncia y habríamos dado el primer paso para dejar de desearlo, dejar de necesitarlo. Esa comprensión, ese “darse cuenta” empieza a soltar los amarres que tengo con aquello que quiero renunciar porque ya no lo necesito y saldrá de mi vida por si mismo, de forma placentera y cordial.
Te deseo un día lleno de consciencia para “darte cuenta” de que hay detrás de aquello a lo que necesitas renunciar, y que pongas así en tus manos y solo en tus manos tu bienestar, tu felicidad.
Yo, aquí y ahora, contigo.